Pastoral de Salud

«Estuve enfermo y me visitasteis» Mt 25, 36

La pastoral de la salud forma parte de la vida de la comunidad, los enfermos necesitan ser acompañados y escuchados no sólo en situaciones graves, sino también en momentos difíciles.  

La dimensión de la pastoral de la salud abarca tres momentos:

El acompañamiento: los enfermos que están en sus domicilios y no pueden acudir a la iglesia para participar en la oración comunitaria o hablar con el sacerdote necesitan ser escuchados y acompañados.  

La comunión: participar de la Eucaristía y comulgar es para el enfermo signo de unión  con Cristo. La comunión que recibe en el domicilio es señal de estar vinculado a la comunidad a la que no puede acudir presencialmente de forma transitoria o definitiva.

Unción de enfermos: el sacramento de la unción otorga al cristiano una “gracia” especial para enfrentarse a las dificultades que provocan la enfermedad, el sufrimiento o la vejez. No es un sacramento sólo para los que están a punto de morir, sino que ayuda a los cristianos a sobrellevar con fortaleza situaciones difíciles.

Se puede solicitar la comunión en el domicilio, el sacramento de la unción o un acompañamiento al enfermo poniéndose en contacto con la parroquia en el horario de despacho parroquial o escribiendo un mail a iglesiacarmenlogro@gmail.com

¿En qué consiste? y ¿Cómo participar activamente? 

Consiste en poner en práctica lo que Jesús nos pide en la parábola del Juicio Final, cuando los sentados a la derecha del trono preguntarán: Señor, ¿cuándo te vimos enfermo y acudimos a ti? Y el Rey les dirá: En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis (Mt 25, 37-40).

Podemos hacer tanto bien a tantas personas enfermas o mayores que viven solas, dedicándoles algo de nuestro tiempo. La tarea más importante será la de escucharles.

¿Cómo participar activamente?

La primera manera, de mayor compromiso, consiste en ofrecerme para formar parte del grupo que visitará con regularidad a las personas enfermas, mayores, solas, sean cristianas o no lo sean. Para eso, me inscribo en la oficina parroquial ; ahí me indicarán el camino a seguir.

La segunda manera, de menor compromiso, es la de comunicar en la oficina parroquial los nombres de las personas que pensamos pueden ser visitadas por los miembros del grupo parroquial de Pastoral de la Salud.

Recordemos que, al atardecer de la vida, no seremos examinados de la piedad o de la devoción, sino de las obras de misericordia. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis a llamar a la puerta diciendo: ¡Señor, ábrenos! Y os responderá: No sé de dónde sois. Entonces diréis: Contigo comimos y bebimos. Él responderá: os digo que no sé de dónde sois (Lc 13, 25-27).