San Enrique de Ossó

Nace en Vinebre, Tarragona, en 1840. Siendo joven vive la experiencia de la enfermedad y la muerte de su madre que le expresa el gozo que le daría si fuera sacerdote. A los 14 años huye a Montserrat y pide ingresar en el seminario de Tortosa. Muy pronto se verá inundado por una experiencia honda de Dios que va gestando en él a un apóstol con deseo de dar a conocer a Jesús. Catequista, maestro, sacerdote. Su deseo primero ‘Seré siempre de Jesús, su ministro, su apóstol, su misionero de paz y amor’ empieza a desplegarse y a fecundar la tierra donde vive, Tortosa. ¿Su estrategia? ¡Primero los niños!, ¿Su pasión? ¡que conozcan a Jesús!, ¿Su visión? ¡por los niños a la conquista de los hombres! En poco tiempo los niños irán siendo transformadores de su entorno familiar y social.

Desierto de Las Palmas, Castellón. Enrique de Ossó tiene 32 años y vive una experiencia espiritual que marcará para siempre su existencia. Descubre en Teresa de Jesús el sentido, la clave, la inspiración, la fuerza para dar respuesta a la realidad que le toca vivir. Ya no puede mirar la vida sino por los ojos de Teresa de Jesús. Ya no puede desear otro modo de amar sino el que aprende de Teresa, ya no puede saciar su sed sino en el mismo pozo en el que ella sació la suya, Jesús. Volver la mirada a Teresa de Jesús

y adentrarse en su experiencia le llevan a sentir la necesidad de ‘consagrase en exclusiva a la misión teresiana’ hasta convertirse en fundador y en uno de los grandes teresianistas del siglo XIX. Enrique de Ossó descubrió en Teresa de Jesús la mediación más apropiada para los hombres y mujeres de su tiempo. Amor, pasión, misión… tres palabras que se entrelazan y se convierten en él en un único movimiento: ¡ya todo en Enrique será teresiano!

Las obras teresianas y los escritos de Enrique de Ossó se suceden en poco tiempo y nacen de la escucha atenta a la realidad y la atracción interior que siente: La Revista Teresiana, la Archicofradía de Hijas de María y Teresa de Jesús, hoy MTA -Movimiento Teresiano Apostólico-, la Compañía de Santa Teresa de Jesús, el Rebañito del Niño Jesús, la Hermandad Josefina y la Hermandad Teresiana Universal. Fue, además, uno de los promotores de las peregrinaciones teresianas de la cuna al sepulcro en el siglo XIX.